Airbus y Boeing están explorando un acuerdo para repartirse Spirit Aerosystems tras el anuncio de Boeing de querer volver a ser su dueño.
Boeing avanzó hace unas semanas su deseo de comprar Spirit Aerosystems como uno de los medios para controlar mejor la calidad de producción de los fuselajes del Boeing 737 tras el accidente de Alaska Airlines, y los problemas de calidad de producción, y sus controles detectados.
Spirit Aerosystems era una división de Boeing, hasta que esta decidió vender la factoría de Wichita donde se ubica, pero mantener allí los trabajos que se llevaban a cabo.
El problema es que, desde que la División Wichita dejó de pertenecer a Boeing y pasó a llamarse Spirit Aerosystems, la empresa comenzó a diversificar sus clientes, y actualmente suministra componentes a los programas A220, A320, A350 y A380 de Airbus.
Airbus representa en torno al 20 por ciento de la facturación de Spirit Aerosystems.
También tiene a Bombardier como un importante cliente, participando en varios de los aviones ejecutivos de esta empresa.
Pero claro. Que Boeing pueda tener acceso, como dueña de Spirit Aerosystems, a la ingeniería de Airbus precisa para la producción de los componentes, no gusta en Toulouse, sede de Airbus.
Mientras que la factoría de Wichita está, básicamente dedicada a Boeing, en el reparto de Spirit Aerosystems, las factorías de Kinston (Carolina del Norte) y Belfast (Irlanda del Norte) serían las más interesantes para Airbus por ser donde se llevan a cabo la mayoría de los trabajos para sus aviones.
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