Por Jaimer Pérez Guerra. Director de Estrategia y Nuevos Proyectos Fly News.
El incremento del gasto en defensa y cómo debería hacerse es el tema que ocupa a la opinión pública y las portadas de los grandes medios de comunicación estos días. La mayoría ya estamos convencidos de que tenemos que gastarnos más, pero el problema es “cómo”.

¿En qué invertimos? ¿Con quién nos aliamos? O somos inteligentes a la hora de decidir donde ponemos nuestros dineros, o esto será un despilfarro que servirá para poco, cosa a la que por otra parte ya no nos coge de sorpresa.
España sale de un nivel muy bajo de gasto militar, por lo que nos va a costar más ponernos al nivel. Debemos definir nuestras fortalezas, y respaldarlas, y donde es crítico invertir para tomar las oportunas decisiones. Qué industrias y qué tecnologías van a ser punteras en los próximos veinte años para poder adaptarnos. A la vez hay muchas cosas que no son defensa específicamente, pero son necesarias para su desarrollo, como educación, por ejemplo. Tampoco se considera, al hablar de este gasto en defensa, un posible incremento de la nómina total de nuestras Fuerzas Armadas, o el coste que significaría mantener una fuerza de paz permanente en Ucrania con presencia física de nuestros soldados.
Sugiendo con el tema industrial y la inversión inteligente, no hay que dejar de lado otra cuestión que no es para nada baladí. La estructura empresarial en España está dominada por las denominadas pequeñas y medianas empresas, que forman parte del ecosistema industrial de la defensa, y que de ningún modo, deberían verse apartadas de los futuros programas que se desarrollen de acuerdo con la nueva estrategia europea. El facilitar el desarrollo de pequeñas empresas con ideas nuevas y rompedoras es un tema crucial en el que España y Europa se han quedado rezagadas. La financiación a universidades, como centros de conocimiento y viveros para esas pequeñas empresas debería ser una prioridad.
«Es ahora cuando debemos medir cuidadosamente nuestros pasos y así conseguir una inversión efectiva en programas ya en marcha, nuevos desarrollos y mejorar las condiciones de quienes al final son los destinatarios finales de estos programas, el personal de nuestras Fuerzas Armadas.
España puede decidir apostar por un campeón nacional, o desarrollar nichos en los que tengamos alguna ventaja. Si queremos ser efectivos nos pensaremos lo que hacemos y escucharemos lo que tiene que decir los que saben de verdad. El campeón nacional puede resultar una opción muy clara y poco efectiva, a menos que se forme de forma natural. El desarrollo de los nichos de mercado parece la forma más efectiva de empujar la industria en su conjunto, siempre que se haga con sentido común.
Finalmente, los socios que nos acompañen. Europa es la opción más clara, pero creo que debemos mirar más allá incluso dentro del continente. Polonia se está convirtiendo en un socio a tener en cuenta, al igual que Chequia, los Países Nórdicos con gran componente tecnológico, y por supuesto el Reino Unido.
Fuera de Europa, Turquía empieza a destacar como un actor clave, tiene tecnología, programas en desarrollo y ganas. Es un candidato a explorar. Otros socios posibles podrían ser Japón con un nivel de desarrollo extraordinario y una encrucijada en cuanto a su papel en el futuro. India, un mercado en auge, con ambición y mucho que desarrollar. Corea del Sur, con un desarrollo tecnológico excelente y ganas de convertirse en un actor a tener en cuenta. Israel, aunque para esto habríamos de cambiar de gobierno. Y finalmente, África del Sur, un gran olvidado con mucho potencial.
Es ahora cuando debemos medir cuidadosamente nuestros pasos y así conseguir una inversión efectiva en programas ya en marcha, nuevos desarrollos y mejorar las condiciones de quienes al final son los destinatarios finales de estos programas, el personal de nuestras Fuerzas Armadas.
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