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Profesiones aeronáuticas en primera persona: ¿Por qué me hice….?

Todos los participantes de la Jornada ¿Por qué me hice? organizada por la SAE en la Deusto Business School
Todos los participantes de la Jornada ¿Por qué me hice? organizada por la SAE en la Deusto Business School
La SAE organiza una jornada en la que profesionales del sector aeronáutico explicaron porqué se hicieron: piloto; controlador aéreo; TMA; médico aeronáutico y TCP.

La Sociedad de la Aeronáutica y el Espacio de España, SAE, organizó una jornada, que con el título ¿Por qué me hice? congregó a diferentes perfiles de profesionales de la aeronáutica que explicaron a un público muy joven, por qué decidieron hacerse pilotos, médico aeronáutico, técnico de mantenimiento, TCP y controlador aéreo.

Todos los participantes de la Jornada ¿Por qué me hice? organizada por la SAE en la Deusto Business School
Todos los participantes de la Jornada ¿Por qué me hice? organizada por la SAE en la Deusto Business School

La SAE convocó en la Deusto Business School a cinco profesionales de la aeronáutica que explicaron los motivos que les llevaron a iniciar una carrera profesional como piloto, controlador aéreo, técnico de Mantenimiento Aeronáutico, médico aeronáutico y TCP. Una jornada instructiva con un elemento común a todos, la fuerte vocación que les ha llevado, contra viento y marea a desarrollar su actividad profesional en un sector profesional muchas veces más complicado de lo que advertimos desde el exterior.

Manuel Hita, presidente de la SAE, abrió la mesa, presentando a cada uno de los ponentes. Agustín Guzmán fue el encargado de explicar qué le había llevado a hacerse piloto -es copiloto de la flota de A330 y A340 de Iberia y jefe adjunto del departamento técnico y de seguridad en vuelo de Sepla-.Guzmán, en una entretenida presentación, explicó con un «no sé porqué me hice piloto» que lo único que se le ocurre es que cada vez que está a los mandos de su avión, al aterrizar, al despegar, en un vuelo de entrega o durante la instrucción, sólo tiene una gran sonrisa en la boca, y «me siento bien«, dijo. Guzmán también contó al público que, en contra de lo que se pueda creer, él no era de una familia con grandes recursos para pagarle sus estudios de piloto, que no tiene ningún vínculo familiar con la aeronáutica y que aún así, su sueño desde niño de pilotar un avión se convirtió en realidad por una cuestión de empeño y pura vocación.

Carmen López Montero
Camen López Montero, una controladora enamorada de su profesión que llegó al control aéreo por casualidad

Por su parte Carmen López Montero habló de su experiencia como controladora aérea de la torre de control del Aeropuerto de Madrid. López Montero empezó su presentación, en línea con Agustín Guzmán,  derribando el mito de que para convertirse en controlador aéreo haya que pertenecer a una familia con conexiones sectoriales o disponer de medios económicos. Carmen contó que procede de una familia de trabajadores, bastante modesta, pero que educaron a sus hijos bajo el lema de «Da igual lo que hagas, pero lo que decidas házlo bien». Su aterrizaje en el control aéreo no obedeció a una vocación temprana, sino a «cierta casualidad y a caminos por los que la vida te lleva«. Con formación en Turismo, encontró trabajo en el aeropuerto de Barcelona como ayudante de control aéreo, y allí se dió cuenta que el trabajo la apasionaba y en cuanto tuvo la oportunidad se presentó a las oposición que convocaba Aena para acceder a la escuela de controladores de Senasa. López Montero también reivindicó la importancia del trabajo que día a día llevan a cabo los controladores aéreos, muchas veces denostados en nuestro país, especialmente después del conflicto del año 2010, y afirmó sentirse «Una parte imprescindible y muy importante de la cadena del transporte aéreo, en la que todo funciona como un engranaje bien engrasado y el control es una de estas piezas imprescindibles.»

A Miguel Ángel Tristán, Técnico de Mantenimiento Aeronáutico en Iberia y profesor de la especialidad en un centro de Barajas, le tocó explicar en qué consiste la labor de un TMA y porqué se hizo «reparador de aviones«. En línea con sus compañeros de mesa, Tristán explicó la gran responsabilidad que asume un TMA, la importancia que para la cadena del transporte aéreo tiene el trabajo de los técnicos, y la pasión con la que durante años ha desarrollado su labor profesional.

MÁS QUE UNA PROFESIÓN

Beatriz Fernández, sopbrecargo de Air Europa que contó los secretos de su profesión
Cristina Fernández, sopbrecargo de Air Europa que contó los secretos de su profesión

Tras este TMA le tocó el turno a Beatriz Puente, Comandante Médico Aeronáutico del CIMA. Crespo empezó su divertida presentación explicando que la convocatoria de la SAE le había hecho pensar por qué llegó a convertirse en médico aeronáutico. Así, mostró al público fotos de su trayectoria, poniendo el foco en la sonrisa que aparece en todas ellas al tomar contacto con «cauqluier artilugio aeronáutico», desde un simulador, pasando por la cabina de un caza. Esta pasión por todo lo «aero» la llevó a intentar varias opciones para acceder al Ejército del Aire, y finalmente optó por la medicina. Como médico del Ejército ha participado en diversas misiones internacionales, por ejemplo en Aviano, una base en Sicilia, desde donde los españoles participaron en los conflictos de la Antigua Yugoslavia, primero, y Libia después. De esta experiencia, Puente destacó que aprendió cómo funciona la cadena para que un caza se levante del suelo, y la importancia de todos los implicados en la cadena, desde los mecánicos, al personal de avituallamiento, hasta el piloto final.

Crespo, que también forma parte del Comité encargado de la investigación de los accidentes de aviación militares, CITAAM, y su homólogo civil, CIAIAC, Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de la Aviación Comercial, desarrolla un importante trabajo en foros internacionales que intentan que la medicina aeronáutica se convierta en una especialidad con reconocimiento oficial, y obligatoria en determinadas instituciones y organismos que componen la industria del transporte aéreo.

El punto final a lo Jornada lo puso  Cristina Fernández, sobrecargo de Air Europa, empresa para la que lleva trabajando más de 20 años que, como muchos de los participantes en la Jornada, accedió a este trabajo por casualidad, como una forma de «ganar algún dinero mientras terminaba la carrera de Periodismo Cristina, como sus compañeras y compañeros de mesa, mostró una auténtica pasión por lo que hace. Con tono divertido empezó contando qué su profesión ha tenido y tiene un sinfín de nombres, azafata, aeromoza, tripulante de cabina, pero que a ella le sigue gustando la designación de Azafata.

Igualmente explicó al público la función fundamental que en en la seguridad de los procedimientos del vuelo de un avión tiene el sobrecargo. «Además -explicó- yo cumplo los procedimientos a rajatabla, la seguridad de la operación está por encima de todoEntre otras anécdotas esta sobrecargo de Air Europa comentó que fue objeto de una queja formal por parte de un viajero porque él había reservado un vuelo nocturno y durante el trayecto amaneció. «Cosas que pasan, después de la noche viene el día«, explicó en tono humorístico. Fernández también dijo que ha vivido momentos maravillosos a bordo de un avión, como el de una pareja de ancianos que volvía a España desde Argentina, «en su última visita a su país de origen», puesto que eran conscientes de que iba a ser su última oportunidad. O los viajes que realiza Air Europa para el ministerio de Defensa para el transporte de tropas a puntos calientes del planeta o en misiones humanitarias. «Entonces me vengo arriba -explicó- e intento hacerles el trayecto lo más agradable posible, porque somos conscientes de la labor que van a realizar en destino

Por último, explicó que durante sus primeros años como azafata seguía pensando que se trataba de un trabajo transitorio hasta conseguir un buen trabajo de periodista. «Pero finalmente -concluyó- me dí cuenta que este trabajo me daba todo lo que yo buscaba en el periodismo: un trabajo en el que ningún día es igual al anterior, en el que viajas continuamente y te relacionas con gran diversidad y cantidad de personas, y desde luego, mejor pagado que el periodismo»