Volando con los ‘ángeles’ del Mediterráneo; Una noche de misión con el Grappa

En este punto el comandante Álvarez, piloto del  803 Escuadrón Ala 48 de la Base Aérea de Getafe nos va explicando cómo se organizan estos vuelos y con qué personal se llevan a cabo. “La tripulación básica se compone de dos pilotos, tres operadores de sistemas de la misión, dos observadores, un mecánico de apoyo al vuelo y el coordinador táctico. Luego, algunos puestos están desdoblados debido a la larga duración de las misiones, para que puedan ir descansando”, detalla el comandante Álvarez.

Los vuelos que llevan a cabo son siempre nocturnos, de entre ocho y ocho horas y media, hasta acercarse a una zona cercana a Libia, a la que se llega poco antes del amanecer. El piloto de los CN235 comenta que es a esta hora cuando: “comienza la actividad de la migración. Patrullamos la zona, identificamos posibles embarcaciones que se encargan de dar apoyo logístico a las mafias o bien localizamos las barcas con los migrantes y lo comunicamos a los barcos para su rescate, pues van en condiciones muy precarias. Todo esto se hace en tiempo real. Es muy importante mantener contacto con el mando de la operación que se encuentra en el portaviones italiano Cavour, próximo a la zona, y hacerle llegar en tiempo real toda la información, lo que hacemos por varias vías, radio, chat, email, etc.”

Como nos explicaba el comandante Álvarez, en las horas próximas, al amanecer, las mafias lanzan mar adentro las balsas atestadas de migrantes. Allí, sin combustible suficiente para llegar a las costas de la anhelada Europa, solo quedan dos alternativas: ser rescatados por los medios de la Operación Sophia o perecer ahogados en las aguas del Mediterráneo.

MAS DE 500 PERSONAS LOCALIZADAS

Hoy es un día especial. La presión ejercida por las fuerzas internacionales contra el Estado Islámico en Libia puede provocar la total ausencia de actividad o, por el contrario,  una avalancha de esquifes cargados de subsaharianos ateridos de frío y aterrorizados al verse, por primera vez en sus vidas, a bordo de tan precarias embarcaciones. Por si esto fuera poco, la inmensa mayoría de ellos no sabe nadar y algunos, incluso, arriesgan sus vidas y las de sus hijos de corta edad.

La tensión va en aumento dentro del avión. El mal estado de la mar parece haber decidido a los traficantes de seres humanos a posponer estas arriesgadísimas travesías.

De repente aparece el primer contacto radar cuando se están abandonando las aguas territoriales libias. El VIGMA gira bruscamente y, en medio de la oscuridad, el coordinador táctico ordena poner rumbo a ese punto. Con las coordenadas en su poder el operador de la cámara infrarroja apunta hacia el objetivo. Unos minutos después comienza a adivinarse algo en la pantalla del operador. Efectivamente, es una barca

A los pocos minutos otro contacto. Otro, y otro más, y así hasta ocho embarcaciones van apareciendo en la pantalla del radar del VIGMA. Se confirman las previsiones más pesimistas. A pesar del mal estado de la mar las mafias han decidido empujar a una suerte incierta a cientos de personas desesperadas. Efectivamente, es una barca neumática propulsada por un renqueante motor fuera borda, que se interna mar adentro. El VIGMA comunica la posición al mando de la operación, a bordo del portaeronaves Cavour, de la Marina Militare italiana, y permanece en su zona de responsabilidad. Por el momento no se puede hacer nada más.

Con las primeras luces del día comienza la labor de los observadores. Los pilotos hacen descender el avión y sobrevuelan a baja altura los esquifes. Ya tenemos las primeras fotografías. El sargento primero García comienza a contar cabezas. A sus cuentas le añade el porcentaje de quienes pueden estar agazapados en el fondo de la lancha. Ya se sabe, el ojo del buen cubero.

Una barcaza tras otra se repite la operación. Toda la información recopilada es enviada inmediatamente a los barcos de la flota internacional que patrullan la zona. Entre ellos la fragata Numancia de la Armada española.

Los cálculos del observador suman más de quinientas personas a rescatar, va a ser una mañana dura a bordo de las fragatas. No se equivoca mucho nuestro experto observador, como nos confirmarán después. Son ya más de sesenta vuelos de patrulla en estas aguas para la gente del destacamento.

El capitán Carrillo, del Grupo 22 del Alla 11 de la Base Aérea de Morón, en Servilla, es el coordinador táctico de la tripulación del D.4. El trabajo del  capitán consiste en en coordinar todos los sensores del avión y a su personal durante el desarrollo de las misiones en la zona. Es ahora cuando le toca entrar en acción: “Accedemos a la zona, identificamos los blancos que hay en la misma a través del radar y mediante los sensores ópticos, el flyr y las cámaras fotográficas obtenemos datos que vamos mandando por comunicación satélite a nuestro centro de apoyo a la misión y al cuartel general de la operación.”, nos explica a bordo del avión. “Cuento con dos colaboradores, dos sensores. Uno de ellos se encarga del manejo del radar y del flyr haciendo una primera identificación de contactos. El otro sensor se encarga de todo el proceso de comunicación por satélite, tanto de la emisión como de la recepción de mensajes. Otros dos compañeros se encargan de la búsqueda visual y de realizar fotografías sobre los blancos que determinamos.”

Tras varias horas de navegación a toda máquina los barcos de guerra comienzan a rescatar migrantes. Su próximo destino será la pequeña isla italiana de Lampedusa, frente a las costas de Túnez. Después, ¿quién sabe? La misión está siendo cumplida. Se superan ya las seis horas de vuelo en zona. Es hora de regresar a la base.

Tan solo esa madrugada la tripulación del VIGMA ha localizado en alta mar a cientos de personas. Al llegar a Sigonella toca descansar. En menos de 36 horas, probablemente, vuelvan a estar en el aire. Desde el pasado mes de septiembre el Destacamento Grappa ha contribuido a salvar a más de 6.000 seres humanos.

Ellos les deben la vida, nosotros un justo reconocimiento. Pero esa noche, la confortable Europa tenía otra preocupación, ¿Quién ganaría la Champions?