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Éxito en las pruebas del robot espacial de GMV

El robot MIRROR abrirá la puerta a nuevas aplicaciones como la producción de energía solar en órbita, telescopios o antenas de grandes dimensiones.

El robot MIRROR ha completado las pruebas de validación en tierra para ensamblaje y mantenimiento de estructuras en órbita terrestre.

Este robot es capaz de ensamblar en órbita estructuras de gran tamaño a partir de módulos más pequeños que caben en los lanzadores actuales. Las pruebas, en el marco del proyecto MIRROR de la Agencia Espacial Europea (ESA), tuvieron lugar en las instalaciones de GMV de Tres Cantos (Madrid), en el laboratorio robóticoPlatform-art®. En este laboratorio se simulan las condiciones de iluminación en órbita y parcialmente las condiciones de ingravidez.

Varios de los actores espaciales europeos y mundiales están apostando por la robótica espacial como tecnología clave para el futuro del sector. Es el caso de la ESA y la Comisión Europea, que están financiando proyectos relacionados con tecnologías de la robótica orbital con el fin de crear ecosistema de cohetes, logística orbital y complejos sistemas robóticos que permitan una presencia y sucesiva explotación del espacio limpia y sostenible en el tiempo.

En este contexto, GMV lidera para la ESA el proyecto MIRROR, que ha desarrollado y probado un robot autónomo de última generación con tres brazos que usa tanto para manipular y ensamblar módulos, como para caminar por la estructura que está ensamblando. Estas tres garras le permiten también montar estructuras sin limitación de tamaño, recibir energía, comunicarse y usar herramientas para el montaje. Para realizar estas operaciones, el robot espacial cuenta con un preciso sistema visual compuesto por cámaras instaladas cerca de sus garras y algoritmos de procesamiento de imagen.

Las características de MIRROR lo convierten en un sistema muy versátil que puede abrir la puerta a nuevas aplicaciones que hasta ahora no habían sido posibles ni técnica ni económicamente. Algunas de ellas son la generación de electricidad en órbita para el uso en la tierra mediante paneles fotovoltaicos, el aumento de tamaño (y por tanto de sus prestaciones) de los telescopios para la investigación del cosmos, o la creación de grandes plataformas orbitales en las que los operadores de telecomunicaciones puedan instalar y mantener fácilmente sus equipos.

Las pruebas a las que se ha enfrentado el robot MIRROR se han completado con éxito, demostrando que el concepto es viable, lo que permitiría comenzar una nueva fase de desarrollo para demostrar las mismas operaciones en pruebas reales en órbita terrestre.

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