Un P-8 de la Marina de Estados Unidos fue “visitado” de cerca por un caza ruso mientras volaba entre Chipre y Siria.
No son solo los cazas occidentales quienes interceptan a otros aviones militares que no están donde deben, o no han avisado de que van a estar donde están.
El pasado martes un Sukhoi Su-35 de la Fuerza Aérea rusa interceptó a un Boeing P-8 de la Marina de Estados Unidos sobre aguas internacionales en el Mediterráneo frente a las costas de Siria, en lo que desde la Marina, el Pentágono y la OTAN se ha descrito como una maniobra peligrosa y poco profesional por parte del piloto. Este pasó, en invertido, a tan solo 7,5 metros del P-8. El general Tod Wolters de la USAF, Máximo mando militar de la OTAN y jefe del Mando Europeo del Ejército de Estados Unidos, declaró, tratando de rebajar la tensión, que en su opinión esa pasada fue fruto de la irresponsabilidad del piloto ruso más que un intento deliberado de Moscú de provocar un incidente.
Según la Marina, la pasada a tan corta distancia del P-8 causó que este entrase en la estela turbulenta del Su-35 y puso a los pilotos y tripulación estadounidense en peligro.
El Su-35 estuvo siguiendo al P-8 durante 42 minutos antes de alejarse.
El 4 de junio de 2019 ya hubo un incidente similar en el mismo área, en el que otro Su-35 cruzó a corta distancia y gran velocidad por delante del P-8
Un mes antes, un grupo de lanchas de la Guardia revolucionaria iraní habían acosado también a un grupo de buques de la Marina y Guarda Costas estadounidenses que realizaban unas maniobras para la integración del Boeing AH-64 del Ejército en sus cubiertas de vuelo.
En ese incidente, ocurrido el 15 de abril en aguas internacionales del golfo Pérsico cerca de Bahrain. Las lanchas iraníes dieron varias vueltas alrededor de los buques, algunas a menos de 9 metros de la proa del buque de los Guardas Costas USCGC Maui (WPB 1304) pese a diversos tipos de avisos por parte de los buques estadounidenses. El acoso duró cerca de un hora antes de alejarse.
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