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Misión Juice: Júpiter y sus lunas potencialmente habitables

Un viaje de 8 años a Júpiter permitirá explorar sus lunas que contienen grandes cantidades de agua.

Hace unos días, la ESA envió una expedición espacial a las lunas de Júpiter, un viaje cuyo objetivo es explorar el sistema solar lejano y verificar la presencia de vida.     

La expedición va a prolongarse durante ocho años y pasará por distintos puntos e hitos geográficos. Tras el lanzamiento y la separación del cohete, el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de la ESA en Darmstadt, Alemania, confirmó la detección de la señal desde la estación terrestre de New Norcia, en Australia, a las 15:04 CEST.

Los paneles solares de la nave, de 27 m de longitud, se desplegaron en su característica forma de cruz a las 15:33 CEST, garantizando que Juice pueda viajar al Sistema Solar exterior.

El programa del viaje prevé que la nave sobrevuele la luna en agosto de 2024, alcanzaría Venus en agosto de 2025, pasando después por la Tierra en septiembre de 2026 y enero de 2029. Después, la misión alcanzaría Júpiter en julio de 2031, explorando las lunas heladas desde esa fecha hasta 2033, para llegar a Ganímedes en 2035.  

«La ESA, junto con sus socios internacionales, ya está de camino a Júpiter», afirma el director general de la ESA, Josef Aschbacher. «El espectacular lanzamiento de Juice lleva consigo la visión y la ambición de quienes concibieron la misión hace décadas, la habilidad y la pasión de todos los que han construido esta increíble máquina, el empuje de nuestro equipo de operaciones de vuelo y la curiosidad de la comunidad científica mundial».

«La misión Juice ya es una realidad gracias al liderazgo de la ESA y al esfuerzo y compromiso de cientos de industrias e instituciones científicas europeas», declara Giuseppe Sarri, director del proyecto Juice de la ESA. «Junto con nuestros socios de la NASA, la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial y la Agencia Espacial de Israel, que también han contribuido con hardware o instrumentación científica, hemos alcanzado esta meta del lanzamiento tan esperada».

El astrónomo Galileo Galilei puso a Júpiter en el punto de mira en 1610, al observar el planeta por primera vez a través de un elescopio y descubrir lunas orbitando a su alrededor. Gracias al legado de las misiones precedentes a Júpiter sabemos que tres de las lunas más grandes del planeta –Europa, Ganímedes y Calisto- albergan bajo sus superficies masas de agua en volúmenes muy superiores al que poseen todos los océanos de la Tierra.

Estas lunas de tamaño planetario ofrecen indicios prometedores de que podrían darse las condiciones para la vida fuera de nuestro planeta y Juice está equipada para acercarnos un paso más a la respuesta a esta pregunta.

 «Hoy hemos enviado un conjunto de instrumentos científicos pioneros en un viaje a las lunas de Júpiter que nos aportará una visión cercana valiosísima, que habría sido inimaginable para las generaciones precedentes», afirma Carole Mundell, directora científica de la ESA.
 «El tesoro oculto de los datos que proporcionará la misión Juice de la ESA permitirá a la comunidad científica mundial abordar y desvelar los misterios del sistema joviano, explorar la naturaleza y habitabilidad de los océanos de otros mundos y que las futuras generaciones de científicos puedan responder a preguntas aún no formuladas».

Durante las próximas dos semanas y media, Juice desplegará sus diversas antenas y brazos con instrumentación científica.  Una travesía de ocho años y cuatro maniobras de asistencia gravitatoria con la Tierra y Venus propulsará la nave hacia el Sistema Solar exterior.

«A cientos de millones de kilómetros de la Tierra y alimentado por una pizca de luz solar, guiaremos a Juice a través de 35 sobrevuelos de observación de las lunas oceánicas de Júpiter con el fin de recopilar los datos necesarios para acercar a los científicos más que nunca a estos fascinantes destinos», afirma Ignacio Tanco, director de operaciones de la nave espacial Juice de la ESA.

Con el fin de realizar una trayectoria tan compleja desde una distancia tan enorme, dependerán de las antenas de espacio profundo de la ESA en España, Argentina y Australia, controladas todas ellas de forma remota desde el ESOC.

«El tesoro científico que recibiremos tendrá, sin duda, implicaciones de gran alcance sobre cómo entendemos nuestro Sistema Solar y si existen lugares potencialmente habitables más allá de la Tierra, no sólo en nuestro propio vecindario cósmico, sino también mucho más allá, en el vasto número de sistemas de exoplanetas que pueblan nuestro Universo», firma Olivier Witasse, científico del proyecto Juice de la ESA.