La ‘startup’ japonesa Interstellar Technologies (IST) se ha convertido con el MOMO-3 en la primera empresa nipona en alcanzar el espacio con un micro lanzador comercial privado.
El ministro de política tecnológica, Takuya Hirai, ha manifestado que el gobierno del primer ministro Shinzo Abe va a apoyar a las empresas privadas que “pongan a punto pequeños cohetes comerciales ‘low cost’ que sirvan para potenciar las actividades espaciales de Japón”.
Con una longitud de 10 metros, un diámetro de 50 centímetros y un peso de alrededor de 1 tonelada, el MOMO-3 levantó el vuelo desde la base de investigación aeroespacial de la Agencia Japonesa de Exploración Espacial de Taiki.
El pequeño vector espacial alcanzó una altura de 113,4 kilómetros, con lo que se considera que ha rebasado la línea Karaman, donde el aire ya no brinda sustentación y que, de acuerdo con el criterio de la Federación Astronáutica Internacional, se delimita la entrada en el espacio. Después, cayó sobre la superficie terrestre y se hundió en el océano Pacífico.
El vuelo del micro lanzador MOMO-3 fue la tercera tentativa y la única con éxito de IST, una empresa fundada en 2013 por 20 apasionados del espacio liderados por el joven emprendedor Takafumi Horie, que pretende desarrollar micro cohetes siguiendo el modelo de la compañía norteamericana SpaceX.
Los dos intentos anteriores se saldaron con fracaso: MOMO-1 despegó el 30 de julio 2017 pero perdió el contacto con el centro de control a los 66 segundos de su lanzamiento después de alcanzar un altura de 20 kilómetros. MOMO-2 se levantó menos de 20 metros el 30 de junio de 2018 y a los 4 segundos se desplomó y se incendió.
IST trabaja también en ZERO, su primer cohete orbital comercial. De mayor longitud y peso que MOMO-3, su objetivo es poner en órbita micro satélites o pequeñas cargas útiles con fines científicos por alrededor de 4 millones de euros.
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